Había una vez un niño que le gustaba jugar en su huerto a romper las plantas y flores con su espada. Un día su mamá plantó más flores, plantas y árboles.
Cuando el niño llegó del colegio y quería seguir con su juego favorito su mamá le preguntó que si no le gustaban los tomates, los pimientos, las uvas, los melocotones, los dátiles y el color y el olor de las rosas.El niño le contestó a su mamá que sí, que le daba mucha felicidad todo eso. Por ello el niño se quedó muy serio, porque se dio cuenta que jugando a su juego favorito no respetaba lo que la Naturaleza le estaba dando.
Desde ese día el niño dijo que sería bueno y que cuando fuese mayor se haría ecologista.
Ángela
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