Había un perro que no paraba de bailar y el perro hacía el tonto cuando su dueño le ponía de comer, pero no comía nada y luego se perdió en la ciudad. Un hombre que se llamaba Dani Martín lo encontró, se lo llevó y puso carteles y buscó en internet a su dueño. Encontró al dueño del perro que se puso contento. Llegó el día de San Valentín y el perro ya comía y ya no bailaba.
Claudia
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