Érase una vez un pollito amarillito, pero que muy amarillito y muy chiquitillo, y tan chiquitillo que no conocía a su mamá. Un día era su cumpleaños y cumplía seis meses y también era su bautizo. En su bautizo conoció a su madre y a su padrino y a sus cuatro abuelos y cuando los vio no sabía qué animal era, y él se miró y se sintió triste, porque él era un pollito y los demás unas gallinas.
Estrella
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