Había una vez un conejito que no obedecía a su madre. Su madre le advertía que no fuera al bosque solo, para que no se encontrase con el lobo, pero el conejito no le hizo caso y se fue al bosque y pasó un rato jugando.
De repente apareció el lobo; el conejito se fue corriendo a casa, llegó con lágrimas de miedo y se encontró a su madre esperando y le pidió disculpas. Esa fue la última vez que desobedeció a su madre.
Mostafá
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