Un día en el cumpleaños de un niño que se llamaba Miguel sus abuelos le regalaron un perro que tenía un poder: era hablador.
Paseando con Miguel se soltó de la correa y se perdió. Miguel se preocupó mucho, pero no era un problema porque el perro hablaba y decía por la calle: -Vivo en la calle tranvía- y otra vez- Socorro, socorro.
Al final una persona lo oyó y lo llevó con Miguel.
Javi
No hay comentarios:
Publicar un comentario