Era una vez un perro que no hacía caso. Su dueño le pedía que buscara el palo y no lo hacía. Se hacía pis en la casa. Un día, su sueño se enfadó con él y lo dejó dormir en la calle como castigo. Él no durmió en toda la noche porque estaba muy asustado. El perrito pensó portarse bien toda su vida y no iba a portarse mal nunca más.
Paula
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