Érase una vez unos payasos muy graciosos. Todo el rato les picaba la cabeza y no paraban de rascarse la cabeza y todos los demás hacían malabares y reían y a uno se le cayeron los pantalones y se le veía el trasero, que lo tenía rojo de vergúenza y se lo subió rápido y al fin estuvieron todos muy felices.
Isabel
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